La Filosofía como inicio del cambio y del recuerdo

EL SENTIDO DE UNA PALABRA, de una voz que aparece en un texto bajo ciertas condiciones determinadas, es algo que vive de manera similar a un salmón cuando nada contra corriente. En el paso del tiempo, la palabra lucha contra el olvido y en esa batalla entre el hoy y el ayer, sus escamas siempre se lustran de un nuevo brillo por el agua, que a la vez que lo arrastra, le ayuda a empujarse. Esto permite que en cada aleteo el pez se presente como uno radicalmente distinto, esa eminente renovación será la cuna de su persistencia y de su vigencia. Así, las palabras se mueven a través de la historia sobreviviendo a la corriente que amenaza con condenarlas a la tumba que es el pasado, su única manera de persistir consiste en la continua renovación que implica su uso, pues cada vez que se usa una palabra un nuevo haz de vida la alumbra y la llena de sentido. Así, el sentido, la vida, no es algo que se encuentre estático en las más altas catedrales de la sabiduría, del conocimiento y de los diccionarios; es más bien un soplo que recorre incontables lugares buscando llenar de luz a aquellas cosas que por sí mismas ganen su vigencia.