Por cuentos como el tuyo nunca quise ser princesa
Juan Jesús Moreno Calderín

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Las preguntas siempre remiten a la necesidad de comprender por qué sucede lo que sucede, lo
que puede dar un maravilloso sentido a la existencia, y al mismo tiempo por qué aparece, en
forma inexorable, otro aspecto que transforma esa maravilla en oscuridad.
En Amalgama de la fugacidad la poesía de Alberto de Jesús Goucouría presenta fuertes
indagaciones que atañen al hombre, “humanidad de cepa misteriosa” cuando dice, tratando de
comprender al origen y los misterios de la vida misma “la penumbra nos abrió el alma y, sin
embargo, ¿caminamos hacia la luz?”
En ese espacio reflexivo los acontecimientos se suceden mientras el mundo continúa sin pausa y
sin prisa por un camino que no lleva a un lugar diferente, incansable búsqueda de la verdad que da
lugar al nacimiento de un canto que a veces toma la forma de un naufragio y por momentos la de
sentires de culpa, en un análisis profundo, filosófico, cuyos resultados tratan de alcanzar la
Juegos del tiempo que se transforma en un ayer-hoy-mañana, ante la mirada siempre atenta de
quien está preso de las formulaciones eternas, por eso admite “en la noche respiro el acorralado
aire de las preguntas”.
Desde esa mirada introspectiva, como en un abrir sucesivas puertas de la duda, aparece el temor
a perder el poder de expresarse con la palabra, teniendo asimismo la certeza de su presencia,
como vínculo fundamental sin la cual no es posible el decir del poeta.
Luego reflexiona, reconoce:”pero la palabra salva ciertas distancias…” y entonces, a través de un
incesante movimiento desde diferentes espacios imaginarios, reales o irreales continúa la
sinuosa marcha paso a paso por el sendero elegido para expresarse: la poesía.
Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
Dice, nombra, enumera, con riqueza expresiva, potencia emotiva, insinúa a modo de no cerrar el círculo y permitir la fluidez de aquellos que se atreven a conectar con un universo intangible o una propuesta hacia el pensamiento reflexivo por las vertientes filosóficas que contiene.
Manifiesta un claro análisis de emociones humanas y elementos naturales en conjunción con la vida en movimiento.
Leerlo es penetrar en senderos de vertientes oníricas, inaugurar pasajes de inusitadas pendientes a descubrir palabra a palabra.
Mirta Gaziano
http://www.sepaargentina.com.ar/index.php?option=com_content
Las preguntas siempre remiten a la necesidad de comprender por qué sucede lo que sucede, lo
que puede dar un maravilloso sentido a la existencia, y al mismo tiempo por qué aparece, en
forma inexorable, otro aspecto que transforma esa maravilla en oscuridad.
En Amalgama de la fugacidad la poesía de Alberto de Jesús Goucouría presenta fuertes
indagaciones que atañen al hombre, “humanidad de cepa misteriosa” cuando dice, tratando de
comprender al origen y los misterios de la vida misma “la penumbra nos abrió el alma y, sin
embargo, ¿caminamos hacia la luz?”
En ese espacio reflexivo los acontecimientos se suceden mientras el mundo continúa sin pausa y
sin prisa por un camino que no lleva a un lugar diferente, incansable búsqueda de la verdad que da
lugar al nacimiento de un canto que a veces toma la forma de un naufragio y por momentos la de
sentires de culpa, en un análisis profundo, filosófico, cuyos resultados tratan de alcanzar la
Juegos del tiempo que se transforma en un ayer-hoy-mañana, ante la mirada siempre atenta de
quien está preso de las formulaciones eternas, por eso admite “en la noche respiro el acorralado
aire de las preguntas”.
Desde esa mirada introspectiva, como en un abrir sucesivas puertas de la duda, aparece el temor
a perder el poder de expresarse con la palabra, teniendo asimismo la certeza de su presencia,
como vínculo fundamental sin la cual no es posible el decir del poeta.
Luego reflexiona, reconoce:”pero la palabra salva ciertas distancias…” y entonces, a través de un
incesante movimiento desde diferentes espacios imaginarios, reales o irreales continúa la
sinuosa marcha paso a paso por el sendero elegido para expresarse: la poesía.
Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
Dice, nombra, enumera, con riqueza expresiva, potencia emotiva, insinúa a modo de no cerrar el círculo y permitir la fluidez de aquellos que se atreven a conectar con un universo intangible o una propuesta hacia el pensamiento reflexivo por las vertientes filosóficas que contiene.
Manifiesta un claro análisis de emociones humanas y elementos naturales en conjunción con la vida en movimiento.
Leerlo es penetrar en senderos de vertientes oníricas, inaugurar pasajes de inusitadas pendientes a descubrir palabra a palabra.
Mirta Gaziano
http://www.sepaargentina.com.ar/index.php?option=com_content
Las preguntas siempre remiten a la necesidad de comprender por qué sucede lo que sucede, lo
que puede dar un maravilloso sentido a la existencia, y al mismo tiempo por qué aparece, en
forma inexorable, otro aspecto que transforma esa maravilla en oscuridad.
En Amalgama de la fugacidad la poesía de Alberto de Jesús Goucouría presenta fuertes
indagaciones que atañen al hombre, “humanidad de cepa misteriosa” cuando dice, tratando de
comprender al origen y los misterios de la vida misma “la penumbra nos abrió el alma y, sin
embargo, ¿caminamos hacia la luz?”
En ese espacio reflexivo los acontecimientos se suceden mientras el mundo continúa sin pausa y
sin prisa por un camino que no lleva a un lugar diferente, incansable búsqueda de la verdad que da
lugar al nacimiento de un canto que a veces toma la forma de un naufragio y por momentos la de
sentires de culpa, en un análisis profundo, filosófico, cuyos resultados tratan de alcanzar la
Juegos del tiempo que se transforma en un ayer-hoy-mañana, ante la mirada siempre atenta de
quien está preso de las formulaciones eternas, por eso admite “en la noche respiro el acorralado
aire de las preguntas”.
Desde esa mirada introspectiva, como en un abrir sucesivas puertas de la duda, aparece el temor
a perder el poder de expresarse con la palabra, teniendo asimismo la certeza de su presencia,
como vínculo fundamental sin la cual no es posible el decir del poeta.
Luego reflexiona, reconoce:”pero la palabra salva ciertas distancias…” y entonces, a través de un
incesante movimiento desde diferentes espacios imaginarios, reales o irreales continúa la
sinuosa marcha paso a paso por el sendero elegido para expresarse: la poesía.
Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
Dice, nombra, enumera, con riqueza expresiva, potencia emotiva, insinúa a modo de no cerrar el círculo y permitir la fluidez de aquellos que se atreven a conectar con un universo intangible o una propuesta hacia el pensamiento reflexivo por las vertientes filosóficas que contiene.
Manifiesta un claro análisis de emociones humanas y elementos naturales en conjunción con la vida en movimiento.
Leerlo es penetrar en senderos de vertientes oníricas, inaugurar pasajes de inusitadas pendientes a descubrir palabra a palabra.
Mirta Gaziano
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Las preguntas siempre remiten a la necesidad de comprender por qué sucede lo que sucede, lo
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Ana María Paris.
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sin prisa por un camino que no lleva a un lugar diferente, incansable búsqueda de la verdad que da
lugar al nacimiento de un canto que a veces toma la forma de un naufragio y por momentos la de
sentires de culpa, en un análisis profundo, filosófico, cuyos resultados tratan de alcanzar la
Juegos del tiempo que se transforma en un ayer-hoy-mañana, ante la mirada siempre atenta de
quien está preso de las formulaciones eternas, por eso admite “en la noche respiro el acorralado
aire de las preguntas”.
Desde esa mirada introspectiva, como en un abrir sucesivas puertas de la duda, aparece el temor
a perder el poder de expresarse con la palabra, teniendo asimismo la certeza de su presencia,
como vínculo fundamental sin la cual no es posible el decir del poeta.
Luego reflexiona, reconoce:”pero la palabra salva ciertas distancias…” y entonces, a través de un
incesante movimiento desde diferentes espacios imaginarios, reales o irreales continúa la
sinuosa marcha paso a paso por el sendero elegido para expresarse: la poesía.
Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
Dice, nombra, enumera, con riqueza expresiva, potencia emotiva, insinúa a modo de no cerrar el círculo y permitir la fluidez de aquellos que se atreven a conectar con un universo intangible o una propuesta hacia el pensamiento reflexivo por las vertientes filosóficas que contiene.
Manifiesta un claro análisis de emociones humanas y elementos naturales en conjunción con la vida en movimiento.
Leerlo es penetrar en senderos de vertientes oníricas, inaugurar pasajes de inusitadas pendientes a descubrir palabra a palabra.
Mirta Gaziano
http://www.sepaargentina.com.ar/index.php?option=com_content
Las preguntas siempre remiten a la necesidad de comprender por qué sucede lo que sucede, lo
que puede dar un maravilloso sentido a la existencia, y al mismo tiempo por qué aparece, en
forma inexorable, otro aspecto que transforma esa maravilla en oscuridad.
En Amalgama de la fugacidad la poesía de Alberto de Jesús Goucouría presenta fuertes
indagaciones que atañen al hombre, “humanidad de cepa misteriosa” cuando dice, tratando de
comprender al origen y los misterios de la vida misma “la penumbra nos abrió el alma y, sin
embargo, ¿caminamos hacia la luz?”
En ese espacio reflexivo los acontecimientos se suceden mientras el mundo continúa sin pausa y
sin prisa por un camino que no lleva a un lugar diferente, incansable búsqueda de la verdad que da
lugar al nacimiento de un canto que a veces toma la forma de un naufragio y por momentos la de
sentires de culpa, en un análisis profundo, filosófico, cuyos resultados tratan de alcanzar la
Juegos del tiempo que se transforma en un ayer-hoy-mañana, ante la mirada siempre atenta de
quien está preso de las formulaciones eternas, por eso admite “en la noche respiro el acorralado
aire de las preguntas”.
Desde esa mirada introspectiva, como en un abrir sucesivas puertas de la duda, aparece el temor
a perder el poder de expresarse con la palabra, teniendo asimismo la certeza de su presencia,
como vínculo fundamental sin la cual no es posible el decir del poeta.
Luego reflexiona, reconoce:”pero la palabra salva ciertas distancias…” y entonces, a través de un
incesante movimiento desde diferentes espacios imaginarios, reales o irreales continúa la
sinuosa marcha paso a paso por el sendero elegido para expresarse: la poesía.
Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
Dice, nombra, enumera, con riqueza expresiva, potencia emotiva, insinúa a modo de no cerrar el círculo y permitir la fluidez de aquellos que se atreven a conectar con un universo intangible o una propuesta hacia el pensamiento reflexivo por las vertientes filosóficas que contiene.
Manifiesta un claro análisis de emociones humanas y elementos naturales en conjunción con la vida en movimiento.
Leerlo es penetrar en senderos de vertientes oníricas, inaugurar pasajes de inusitadas pendientes a descubrir palabra a palabra.
Mirta Gaziano
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Las preguntas siempre remiten a la necesidad de comprender por qué sucede lo que sucede, lo
que puede dar un maravilloso sentido a la existencia, y al mismo tiempo por qué aparece, en
forma inexorable, otro aspecto que transforma esa maravilla en oscuridad.
En Amalgama de la fugacidad la poesía de Alberto de Jesús Goucouría presenta fuertes
indagaciones que atañen al hombre, “humanidad de cepa misteriosa” cuando dice, tratando de
comprender al origen y los misterios de la vida misma “la penumbra nos abrió el alma y, sin
embargo, ¿caminamos hacia la luz?”
En ese espacio reflexivo los acontecimientos se suceden mientras el mundo continúa sin pausa y
sin prisa por un camino que no lleva a un lugar diferente, incansable búsqueda de la verdad que da
lugar al nacimiento de un canto que a veces toma la forma de un naufragio y por momentos la de
sentires de culpa, en un análisis profundo, filosófico, cuyos resultados tratan de alcanzar la
Juegos del tiempo que se transforma en un ayer-hoy-mañana, ante la mirada siempre atenta de
quien está preso de las formulaciones eternas, por eso admite “en la noche respiro el acorralado
aire de las preguntas”.
Desde esa mirada introspectiva, como en un abrir sucesivas puertas de la duda, aparece el temor
a perder el poder de expresarse con la palabra, teniendo asimismo la certeza de su presencia,
como vínculo fundamental sin la cual no es posible el decir del poeta.
Luego reflexiona, reconoce:”pero la palabra salva ciertas distancias…” y entonces, a través de un
incesante movimiento desde diferentes espacios imaginarios, reales o irreales continúa la
sinuosa marcha paso a paso por el sendero elegido para expresarse: la poesía.
Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
Dice, nombra, enumera, con riqueza expresiva, potencia emotiva, insinúa a modo de no cerrar el círculo y permitir la fluidez de aquellos que se atreven a conectar con un universo intangible o una propuesta hacia el pensamiento reflexivo por las vertientes filosóficas que contiene.
Manifiesta un claro análisis de emociones humanas y elementos naturales en conjunción con la vida en movimiento.
Leerlo es penetrar en senderos de vertientes oníricas, inaugurar pasajes de inusitadas pendientes a descubrir palabra a palabra.
Mirta Gaziano
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Las preguntas siempre remiten a la necesidad de comprender por qué sucede lo que sucede, lo
que puede dar un maravilloso sentido a la existencia, y al mismo tiempo por qué aparece, en
forma inexorable, otro aspecto que transforma esa maravilla en oscuridad.
En Amalgama de la fugacidad la poesía de Alberto de Jesús Goucouría presenta fuertes
indagaciones que atañen al hombre, “humanidad de cepa misteriosa” cuando dice, tratando de
comprender al origen y los misterios de la vida misma “la penumbra nos abrió el alma y, sin
embargo, ¿caminamos hacia la luz?”
En ese espacio reflexivo los acontecimientos se suceden mientras el mundo continúa sin pausa y
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El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
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Ana María Paris.
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Mirta Gaziano
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Las preguntas siempre remiten a la necesidad de comprender por qué sucede lo que sucede, lo
que puede dar un maravilloso sentido a la existencia, y al mismo tiempo por qué aparece, en
forma inexorable, otro aspecto que transforma esa maravilla en oscuridad.
En Amalgama de la fugacidad la poesía de Alberto de Jesús Goucouría presenta fuertes
indagaciones que atañen al hombre, “humanidad de cepa misteriosa” cuando dice, tratando de
comprender al origen y los misterios de la vida misma “la penumbra nos abrió el alma y, sin
embargo, ¿caminamos hacia la luz?”
En ese espacio reflexivo los acontecimientos se suceden mientras el mundo continúa sin pausa y
sin prisa por un camino que no lleva a un lugar diferente, incansable búsqueda de la verdad que da
lugar al nacimiento de un canto que a veces toma la forma de un naufragio y por momentos la de
sentires de culpa, en un análisis profundo, filosófico, cuyos resultados tratan de alcanzar la
Juegos del tiempo que se transforma en un ayer-hoy-mañana, ante la mirada siempre atenta de
quien está preso de las formulaciones eternas, por eso admite “en la noche respiro el acorralado
aire de las preguntas”.
Desde esa mirada introspectiva, como en un abrir sucesivas puertas de la duda, aparece el temor
a perder el poder de expresarse con la palabra, teniendo asimismo la certeza de su presencia,
como vínculo fundamental sin la cual no es posible el decir del poeta.
Luego reflexiona, reconoce:”pero la palabra salva ciertas distancias…” y entonces, a través de un
incesante movimiento desde diferentes espacios imaginarios, reales o irreales continúa la
sinuosa marcha paso a paso por el sendero elegido para expresarse: la poesía.
Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
Dice, nombra, enumera, con riqueza expresiva, potencia emotiva, insinúa a modo de no cerrar el círculo y permitir la fluidez de aquellos que se atreven a conectar con un universo intangible o una propuesta hacia el pensamiento reflexivo por las vertientes filosóficas que contiene.
Manifiesta un claro análisis de emociones humanas y elementos naturales en conjunción con la vida en movimiento.
Leerlo es penetrar en senderos de vertientes oníricas, inaugurar pasajes de inusitadas pendientes a descubrir palabra a palabra.
Mirta Gaziano
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Las preguntas siempre remiten a la necesidad de comprender por qué sucede lo que sucede, lo
que puede dar un maravilloso sentido a la existencia, y al mismo tiempo por qué aparece, en
forma inexorable, otro aspecto que transforma esa maravilla en oscuridad.
En Amalgama de la fugacidad la poesía de Alberto de Jesús Goucouría presenta fuertes
indagaciones que atañen al hombre, “humanidad de cepa misteriosa” cuando dice, tratando de
comprender al origen y los misterios de la vida misma “la penumbra nos abrió el alma y, sin
embargo, ¿caminamos hacia la luz?”
En ese espacio reflexivo los acontecimientos se suceden mientras el mundo continúa sin pausa y
sin prisa por un camino que no lleva a un lugar diferente, incansable búsqueda de la verdad que da
lugar al nacimiento de un canto que a veces toma la forma de un naufragio y por momentos la de
sentires de culpa, en un análisis profundo, filosófico, cuyos resultados tratan de alcanzar la
Juegos del tiempo que se transforma en un ayer-hoy-mañana, ante la mirada siempre atenta de
quien está preso de las formulaciones eternas, por eso admite “en la noche respiro el acorralado
aire de las preguntas”.
Desde esa mirada introspectiva, como en un abrir sucesivas puertas de la duda, aparece el temor
a perder el poder de expresarse con la palabra, teniendo asimismo la certeza de su presencia,
como vínculo fundamental sin la cual no es posible el decir del poeta.
Luego reflexiona, reconoce:”pero la palabra salva ciertas distancias…” y entonces, a través de un
incesante movimiento desde diferentes espacios imaginarios, reales o irreales continúa la
sinuosa marcha paso a paso por el sendero elegido para expresarse: la poesía.
Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
Dice, nombra, enumera, con riqueza expresiva, potencia emotiva, insinúa a modo de no cerrar el círculo y permitir la fluidez de aquellos que se atreven a conectar con un universo intangible o una propuesta hacia el pensamiento reflexivo por las vertientes filosóficas que contiene.
Manifiesta un claro análisis de emociones humanas y elementos naturales en conjunción con la vida en movimiento.
Leerlo es penetrar en senderos de vertientes oníricas, inaugurar pasajes de inusitadas pendientes a descubrir palabra a palabra.
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Las preguntas siempre remiten a la necesidad de comprender por qué sucede lo que sucede, lo
que puede dar un maravilloso sentido a la existencia, y al mismo tiempo por qué aparece, en
forma inexorable, otro aspecto que transforma esa maravilla en oscuridad.
En Amalgama de la fugacidad la poesía de Alberto de Jesús Goucouría presenta fuertes
indagaciones que atañen al hombre, “humanidad de cepa misteriosa” cuando dice, tratando de
comprender al origen y los misterios de la vida misma “la penumbra nos abrió el alma y, sin
embargo, ¿caminamos hacia la luz?”
En ese espacio reflexivo los acontecimientos se suceden mientras el mundo continúa sin pausa y
sin prisa por un camino que no lleva a un lugar diferente, incansable búsqueda de la verdad que da
lugar al nacimiento de un canto que a veces toma la forma de un naufragio y por momentos la de
sentires de culpa, en un análisis profundo, filosófico, cuyos resultados tratan de alcanzar la
Juegos del tiempo que se transforma en un ayer-hoy-mañana, ante la mirada siempre atenta de
quien está preso de las formulaciones eternas, por eso admite “en la noche respiro el acorralado
aire de las preguntas”.
Desde esa mirada introspectiva, como en un abrir sucesivas puertas de la duda, aparece el temor
a perder el poder de expresarse con la palabra, teniendo asimismo la certeza de su presencia,
como vínculo fundamental sin la cual no es posible el decir del poeta.
Luego reflexiona, reconoce:”pero la palabra salva ciertas distancias…” y entonces, a través de un
incesante movimiento desde diferentes espacios imaginarios, reales o irreales continúa la
sinuosa marcha paso a paso por el sendero elegido para expresarse: la poesía.
Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
Dice, nombra, enumera, con riqueza expresiva, potencia emotiva, insinúa a modo de no cerrar el círculo y permitir la fluidez de aquellos que se atreven a conectar con un universo intangible o una propuesta hacia el pensamiento reflexivo por las vertientes filosóficas que contiene.
Manifiesta un claro análisis de emociones humanas y elementos naturales en conjunción con la vida en movimiento.
Leerlo es penetrar en senderos de vertientes oníricas, inaugurar pasajes de inusitadas pendientes a descubrir palabra a palabra.
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Las preguntas siempre remiten a la necesidad de comprender por qué sucede lo que sucede, lo
que puede dar un maravilloso sentido a la existencia, y al mismo tiempo por qué aparece, en
forma inexorable, otro aspecto que transforma esa maravilla en oscuridad.
En Amalgama de la fugacidad la poesía de Alberto de Jesús Goucouría presenta fuertes
indagaciones que atañen al hombre, “humanidad de cepa misteriosa” cuando dice, tratando de
comprender al origen y los misterios de la vida misma “la penumbra nos abrió el alma y, sin
embargo, ¿caminamos hacia la luz?”
En ese espacio reflexivo los acontecimientos se suceden mientras el mundo continúa sin pausa y
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quien está preso de las formulaciones eternas, por eso admite “en la noche respiro el acorralado
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Desde esa mirada introspectiva, como en un abrir sucesivas puertas de la duda, aparece el temor
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Luego reflexiona, reconoce:”pero la palabra salva ciertas distancias…” y entonces, a través de un
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Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
Dice, nombra, enumera, con riqueza expresiva, potencia emotiva, insinúa a modo de no cerrar el círculo y permitir la fluidez de aquellos que se atreven a conectar con un universo intangible o una propuesta hacia el pensamiento reflexivo por las vertientes filosóficas que contiene.
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Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
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Ana María Paris.
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En Amalgama de la fugacidad la poesía de Alberto de Jesús Goucouría presenta fuertes
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sentires de culpa, en un análisis profundo, filosófico, cuyos resultados tratan de alcanzar la
Juegos del tiempo que se transforma en un ayer-hoy-mañana, ante la mirada siempre atenta de
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Desde esa mirada introspectiva, como en un abrir sucesivas puertas de la duda, aparece el temor
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como vínculo fundamental sin la cual no es posible el decir del poeta.
Luego reflexiona, reconoce:”pero la palabra salva ciertas distancias…” y entonces, a través de un
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Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
Dice, nombra, enumera, con riqueza expresiva, potencia emotiva, insinúa a modo de no cerrar el círculo y permitir la fluidez de aquellos que se atreven a conectar con un universo intangible o una propuesta hacia el pensamiento reflexivo por las vertientes filosóficas que contiene.
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Mirta Gaziano
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Mirta Gaziano
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sinuosa marcha paso a paso por el sendero elegido para expresarse: la poesía.
Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
Dice, nombra, enumera, con riqueza expresiva, potencia emotiva, insinúa a modo de no cerrar el círculo y permitir la fluidez de aquellos que se atreven a conectar con un universo intangible o una propuesta hacia el pensamiento reflexivo por las vertientes filosóficas que contiene.
Manifiesta un claro análisis de emociones humanas y elementos naturales en conjunción con la vida en movimiento.
Leerlo es penetrar en senderos de vertientes oníricas, inaugurar pasajes de inusitadas pendientes a descubrir palabra a palabra.
Mirta Gaziano
http://www.sepaargentina.com.ar/index.php?option=com_content
Las preguntas siempre remiten a la necesidad de comprender por qué sucede lo que sucede, lo
que puede dar un maravilloso sentido a la existencia, y al mismo tiempo por qué aparece, en
forma inexorable, otro aspecto que transforma esa maravilla en oscuridad.
En Amalgama de la fugacidad la poesía de Alberto de Jesús Goucouría presenta fuertes
indagaciones que atañen al hombre, “humanidad de cepa misteriosa” cuando dice, tratando de
comprender al origen y los misterios de la vida misma “la penumbra nos abrió el alma y, sin
embargo, ¿caminamos hacia la luz?”
En ese espacio reflexivo los acontecimientos se suceden mientras el mundo continúa sin pausa y
sin prisa por un camino que no lleva a un lugar diferente, incansable búsqueda de la verdad que da
lugar al nacimiento de un canto que a veces toma la forma de un naufragio y por momentos la de
sentires de culpa, en un análisis profundo, filosófico, cuyos resultados tratan de alcanzar la
Juegos del tiempo que se transforma en un ayer-hoy-mañana, ante la mirada siempre atenta de
quien está preso de las formulaciones eternas, por eso admite “en la noche respiro el acorralado
aire de las preguntas”.
Desde esa mirada introspectiva, como en un abrir sucesivas puertas de la duda, aparece el temor
a perder el poder de expresarse con la palabra, teniendo asimismo la certeza de su presencia,
como vínculo fundamental sin la cual no es posible el decir del poeta.
Luego reflexiona, reconoce:”pero la palabra salva ciertas distancias…” y entonces, a través de un
incesante movimiento desde diferentes espacios imaginarios, reales o irreales continúa la
sinuosa marcha paso a paso por el sendero elegido para expresarse: la poesía.
Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
Dice, nombra, enumera, con riqueza expresiva, potencia emotiva, insinúa a modo de no cerrar el círculo y permitir la fluidez de aquellos que se atreven a conectar con un universo intangible o una propuesta hacia el pensamiento reflexivo por las vertientes filosóficas que contiene.
Manifiesta un claro análisis de emociones humanas y elementos naturales en conjunción con la vida en movimiento.
Leerlo es penetrar en senderos de vertientes oníricas, inaugurar pasajes de inusitadas pendientes a descubrir palabra a palabra.
Mirta Gaziano
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Las preguntas siempre remiten a la necesidad de comprender por qué sucede lo que sucede, lo
que puede dar un maravilloso sentido a la existencia, y al mismo tiempo por qué aparece, en
forma inexorable, otro aspecto que transforma esa maravilla en oscuridad.
En Amalgama de la fugacidad la poesía de Alberto de Jesús Goucouría presenta fuertes
indagaciones que atañen al hombre, “humanidad de cepa misteriosa” cuando dice, tratando de
comprender al origen y los misterios de la vida misma “la penumbra nos abrió el alma y, sin
embargo, ¿caminamos hacia la luz?”
En ese espacio reflexivo los acontecimientos se suceden mientras el mundo continúa sin pausa y
sin prisa por un camino que no lleva a un lugar diferente, incansable búsqueda de la verdad que da
lugar al nacimiento de un canto que a veces toma la forma de un naufragio y por momentos la de
sentires de culpa, en un análisis profundo, filosófico, cuyos resultados tratan de alcanzar la
Juegos del tiempo que se transforma en un ayer-hoy-mañana, ante la mirada siempre atenta de
quien está preso de las formulaciones eternas, por eso admite “en la noche respiro el acorralado
aire de las preguntas”.
Desde esa mirada introspectiva, como en un abrir sucesivas puertas de la duda, aparece el temor
a perder el poder de expresarse con la palabra, teniendo asimismo la certeza de su presencia,
como vínculo fundamental sin la cual no es posible el decir del poeta.
Luego reflexiona, reconoce:”pero la palabra salva ciertas distancias…” y entonces, a través de un
incesante movimiento desde diferentes espacios imaginarios, reales o irreales continúa la
sinuosa marcha paso a paso por el sendero elegido para expresarse: la poesía.
Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
Dice, nombra, enumera, con riqueza expresiva, potencia emotiva, insinúa a modo de no cerrar el círculo y permitir la fluidez de aquellos que se atreven a conectar con un universo intangible o una propuesta hacia el pensamiento reflexivo por las vertientes filosóficas que contiene.
Manifiesta un claro análisis de emociones humanas y elementos naturales en conjunción con la vida en movimiento.
Leerlo es penetrar en senderos de vertientes oníricas, inaugurar pasajes de inusitadas pendientes a descubrir palabra a palabra.
Mirta Gaziano
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Las preguntas siempre remiten a la necesidad de comprender por qué sucede lo que sucede, lo
que puede dar un maravilloso sentido a la existencia, y al mismo tiempo por qué aparece, en
forma inexorable, otro aspecto que transforma esa maravilla en oscuridad.
En Amalgama de la fugacidad la poesía de Alberto de Jesús Goucouría presenta fuertes
indagaciones que atañen al hombre, “humanidad de cepa misteriosa” cuando dice, tratando de
comprender al origen y los misterios de la vida misma “la penumbra nos abrió el alma y, sin
embargo, ¿caminamos hacia la luz?”
En ese espacio reflexivo los acontecimientos se suceden mientras el mundo continúa sin pausa y
sin prisa por un camino que no lleva a un lugar diferente, incansable búsqueda de la verdad que da
lugar al nacimiento de un canto que a veces toma la forma de un naufragio y por momentos la de
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Juegos del tiempo que se transforma en un ayer-hoy-mañana, ante la mirada siempre atenta de
quien está preso de las formulaciones eternas, por eso admite “en la noche respiro el acorralado
aire de las preguntas”.
Desde esa mirada introspectiva, como en un abrir sucesivas puertas de la duda, aparece el temor
a perder el poder de expresarse con la palabra, teniendo asimismo la certeza de su presencia,
como vínculo fundamental sin la cual no es posible el decir del poeta.
Luego reflexiona, reconoce:”pero la palabra salva ciertas distancias…” y entonces, a través de un
incesante movimiento desde diferentes espacios imaginarios, reales o irreales continúa la
sinuosa marcha paso a paso por el sendero elegido para expresarse: la poesía.
Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
Dice, nombra, enumera, con riqueza expresiva, potencia emotiva, insinúa a modo de no cerrar el círculo y permitir la fluidez de aquellos que se atreven a conectar con un universo intangible o una propuesta hacia el pensamiento reflexivo por las vertientes filosóficas que contiene.
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Ana María Paris.
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lugar al nacimiento de un canto que a veces toma la forma de un naufragio y por momentos la de
sentires de culpa, en un análisis profundo, filosófico, cuyos resultados tratan de alcanzar la
Juegos del tiempo que se transforma en un ayer-hoy-mañana, ante la mirada siempre atenta de
quien está preso de las formulaciones eternas, por eso admite “en la noche respiro el acorralado
aire de las preguntas”.
Desde esa mirada introspectiva, como en un abrir sucesivas puertas de la duda, aparece el temor
a perder el poder de expresarse con la palabra, teniendo asimismo la certeza de su presencia,
como vínculo fundamental sin la cual no es posible el decir del poeta.
Luego reflexiona, reconoce:”pero la palabra salva ciertas distancias…” y entonces, a través de un
incesante movimiento desde diferentes espacios imaginarios, reales o irreales continúa la
sinuosa marcha paso a paso por el sendero elegido para expresarse: la poesía.
Ana María Paris.
El poemario de Alberto Jesús Goicouría es pleno de imágenes puras como diamantes en bruto, como insinuaciones tenues que dicen lo necesario, dejando al espectador (lector), que siga proyectando su imaginario.
Dice, nombra, enumera, con riqueza expresiva, potencia emotiva, insinúa a modo de no cerrar el círculo y permitir la fluidez de aquellos que se atreven a conectar con un universo intangible o una propuesta hacia el pensamiento reflexivo por las vertientes filosóficas que contiene.
Manifiesta un claro análisis de emociones humanas y elementos naturales en conjunción con la vida en movimiento.
Leerlo es penetrar en senderos de vertientes oníricas, inaugurar pasajes de inusitadas pendientes a descubrir palabra a palabra.
Mirta Gaziano
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