Hace ciento cuarenta años, en el Recinto del Senado de la República, se escuchaban aguerridas y estruendosas voces del joven Senador, por el Departamento de Santander, defendiendo las ideas filosóficas de avanzada. Provenían de un senador nacido en las lejas tierras de la Costa Atlántica de Colombia, en el pequeño municipio de San Juan Nepomuceno, localizado en el Departamento de Bolívar. Su nombre, Diógenes Antonio Arrieta, figuraba entre los héroes de la Batalla de Garrapata, que en el Guamo, departamento del Tolima, había defendido al Gobierno legítimamente constituido, bajo las órdenes del General Camargo.
El Senador Arrieta propiciaba con su verbo, de nuevo Demóstenes, el desarraigo de los viejos vicios políticos imperantes, que para desdicha de la Patria, permanecen en la práctica.
Su tierra natal, San Juan Nepomuceno, ubicado en los Montes de María, como la generalidad de los municipios de Colombia, se vieron sometidos al flagelo de la decidía de sus dirigentes y a la violencia de bandas de maleantes que arrogándose la representatividad de ideologías de derecha y de izquierda asolan al pueblo trabajador. Razón, esta, por la que nace en nuestras tierras, LA ENÉADA, una nueva forma poética que en una simbiótica amalgama imbrica el sentir de los componentes de sus orígenes trietnicos, promoviendo devolverle al agresor, “Arte” a cambio de “Guerra”, entregando Resiliencia, que en su generosidad , brinda perdón pero sin olvido.
En este opúsculo queremos homenajear a San Juan Nepomuceno, a la sufrida tierra de los Montes de María y su preclaro hijo Diógenes Arrieta.
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