El titán de Varsovia

     El titán de Varsovia es cruel, abusivo, salvaje, pero sobre todo, calculador. Fue encerrado en un laberinto subterráneo repleto de espejos, vigilado por cazadores las veinticuatro horas. Sin embargo, no se siente angustiado, ni siquiera parece molestarle el frío de su celda, la falta de oxígeno, o las ratas que le hacen compañía. Ha jurado una muerte acuciante para sus enemigos y, mientras espera su oportunidad, canta una canción espeluznante que hiela la piel de sus carceleros. 

      Ver la punta del iceberg ya es bastante intimidante, pero lo que está bajo la superficie es aún más aterrador.

    Su nombre se convierte de nuevo en una amenaza y los líderes no están preparados para hacerle frente. Kai se ha vuelto paranoico desde que conoció a Codicia y la conducta de Morthu es más irascible con cada provocación. Nala intentará lidiar con el titán por sí sola, negándose a pedir ayuda o aceptar el apoyo de Habaek. 

     Y eso no es todo, Junne puede ver las acciones del titán en sus pesadillas. Ella intentará evitar el peor escenario de todos: la caída de los líderes; pero no será nada fácil porque su propia vida cuelga de un hilo. Le queda poco tiempo y para aprovecharlo contará con la ayuda del rey de los muertos, quien hará todo lo posible para mantenerla con vida. Aún en contra del destino y las desventajas de su propio cuerpo.